martes, 27 de marzo de 2012

LA INFORMACIÓN SENSORIAL

El cerebro humano está formado por nervios, que se encargan de captar información e interpretarla para poder llevar a cabo una respuesta. Nuestro cerebro capta la información del mundo que nos rodea a través de los sentidos.

En el cerebro hay cinco veces más nervios dedicados a captar e interpretar información que nervios dedicados al movimiento.

En el momento del nacimiento, el tacto es el sentido más desarrollado en el bebé. Aunque no pueda ver con claridad a su madre, siente al instante sus caricias. También es consciente de los cambios de temperatura entre el calorcito del útero y el frío del hospital. Nota el pinchazo de la aguja, pero su sentido del tacto no está lo suficientemente desarrollado como para saber exactamente dónde le han pinchado. Mientras el bebé se mueve y es acariciado, va tomando poco a poco conciencia de su cuerpo, aspecto fundamental para su posterior desarrollo de las habilidades motoras y perceptivas.


Después de su nacimiento el bebé escucha sonidos completamente diferentes a los que oía en el útero desde la semana veintiocho de gestación ya que al estar en un medio líquidos son sonidos se amortiguaban y ralentizaban. Los sonidos fuertes y arrítmicos le asustan y los ruidos tranquilos y melódicos le ayudan a relajarse.

Justo en el momento de nacer, los bebés experimentan la fuerza de la gravedad y el hecho de que su cuerpo pesa cincuenta veces más que cuando estaba en el útero.

Los bebés nacen con el sentido del olfato muy desarrollado, son incluso capaces de reconocer el olor de la leche materna. También reconocen el olor de su madre o su cuidador y, posteriormente, el olor de su padre.

Prefieren los sabores dulces, que además de mantenerles en un estado perfecto para la interacción con el mundo que le rodea, le animan a llevarse las manos a la boca, mecanismo importante para el autocontrol.







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